Iglesias, Pablo

Extracto artículo de Jorge Bustos en El Mundo (30-05-2020)

Pablo Iglesias nació el año de la concordia constitucional y en la misma cuna se lo tomó como un ultraje. Hijo único, mimado por sus padres, luz de su vida, fuego de sus entrañas. La lengua emprende un largo viaje desde las brumas obreras para bautizarlo: Pablo-I-gle-sias-. Pronto se sintió predestinado. Le habían puesto nombre de fundador, así que debía encontrar algo que fundar...Su adolescencia fue tan intensa que no pudo superarla. Ahí, sigue, coleta blanca, rememorando aquellos años de tierno fanatismo en que sopesó entrar en el seminario de Soria...Pero le gustaban demasiado las mujeres, así que buscó la vía para limitar la libertad y la propiedad ajenas, sin dejar de disfrutar de las propias: ingresó en la iglesia comunista.

La espesa teología marxiana se le atragantaba, porque lo que a él le gustaba era la televisión...Su imaginación se humedecía con las heroicidades de papá, cuéntame otra vez esa historia de FRAP, pero él vivía con la democracia ya hecha, con su democracia plural y su fiscalidad redistributiva, una España que no parecía necesitarle en absoluto. Había llegado tarde a la guerra y a la paz, y esa demora le torturaba...Si he de vivir en un chalé, se dijo, que sea después de haber corrido delante de los grises, aunque vaya de azul. El daltonismo ideológico por el cual confundía las dictaduras con las democracias, y viceversa, le llevaron a doctorarse con una tesis sobre la teoría del escrache titulada pomposamente “Multitud y acción colectiva postnacional: un estudio comparable de los desobedientes.” Un freudiano, completaría esa tesis con la carga policial como sueño húmedo del niño narciso, obsesionado con dar azotes, o recibirlos...Sexo y violencia: su revolución era de lo más televisiva.

Con la recesión montó una empresa familiar de explotación del sufrimiento. Le negaron el Goya porque el chaqué siempre le quedaba ancho, pero pocos actores han fruncido el ceño tan bien como él en la pantalla...Conciliaba cipotudisno y feminismo, puño en alto y susurros de Constitución, Vallecas y Galapagar...Preguntarle por la impostura hubiera sido como preguntarle a un pez por el agua. Con el dinero y el poder llegaron los churumbeles, el cinismo y la papada...Lloró de alivio cuando él y su novia de entonces accedieron al gobierno- 15.000 euros al mes- y lloró de alivio cuando Billy “El Niño” se le moría con las medallas puestas, como a su padre se le murió Franco en la cama. Pertenecía a esas clase de tétricos sentimentales capaces de emocionarse con Puig Antich, mientras deshumanizan a victimas coetáneas de la Covid. Su última función fue la de vicepresidente. Se empleó a conciencia en resucitar los años que la biología, piadosa, le vedó. Hoy centra sus esfuerzos en que sus hijos no le salgan de derechas... 

Artículos recomendables en tiempos de coronavirus

Azotar hasta sangrar

Extracto artículo de Emilia Landaluce en El Mundo (27-05-2020)

La proscripción del placer es una de las consecuencias de la nueva anormalidad, que nos recuerda tiempos más oscuros...Las izquierdas abominan de los placeres y sólo escriben de las telenovelas para escribir de cómo ha integrado el feminismo, o la parodia en lugar de glosar el uniforme del verano del cuerpo del deseo o el baño en la cascada de Doña Bejía. El disfrute por el disfrute, como el humor por el humor, parece proscrito por el radicalismo. Por eso pese a la admiración que se pueda sentir por Mariló Montero, sería un desastre decir que el “ la azotaría hasta sangrar “ de Pablo Iglesias en un mensaje privado, sea una incitación a la violencia contra la mujer...Era una fantasía y punto.  

Es difícil saber en qué momento se proscribió el placer en la sociedad contemporánea. La babosería es delito en lugar de torpeza. El ligoteo es acoso. La moral ursulina Morgan abomina de los conguitos y las palabras de amor sin finalidad. Porque quedan mal y el placer solo puede serlo si ayuda a salvar el planeta, o a poner una denuncia al vecino que ha salido a la calle sin mascarilla para recoger algo que ha olvidado en la tienda...Es difícil saber en qué momento decidimos elegir la amargura, la tristeza el reproche y desdeñamos el placer. O no: porque nada hay más primario (o gregario) que el miedo, el chivatismo, o la culpa…

Por eso habría que romper una lanza por que el ex perjudicado Pablo Iglesias mando en su chat con Dina. No hay incitación o delito; tan solo es censurable la hipocresía del que censuraba la compra de un dúplex y ahora vive rodeado de seis patrullas de la Guardia Civil en su mansión de Galapagar...O el que canturrea el Violador eres tú mientras coloca a afines en el pesebre.

Esta nueva moralina es tan pacata como aquella con la que imaginábamos los manuales de matrimonio de la Sección Femenina. Se debe aceptar el maltrato y el insulto rastrero (en chino pangolín-racista, rastrero se dice como la portavoz del PSOE) al rival político crítico. En caso contrario, eres “facha”.

En definitiva, el gretinismo ha llegado para quedarse, aunque ha quedado demostrado lo nefasto que sería para las economías aplicar los postulados de la niña sueca…

Pese  lo que digan: ya no queremos más zoom, sino tomarnos una cerveza con los amigos.